cuenta la leyenda

"El Cachidiablo"

[...El Archipirata formó tras él toda una generación de auténticos prodigios. Se rodeó de lo que se ha llamado "la más formidable colección de grandes piratas que recuerda la Historia". Allí estaba el infame Dragut, mahometano de Rodas; Sinau " el judío de Esmirna", al que se atribuían grandes conocimientos de magia negra porque determinaba la situación en medio del mar con una ballesta; y el que más nos interesa ahora: Aydin, renegado cristiano, llamado Drub el Diablo, Cachidiablo o Cachadiablo.

  Mano poderosa de Barbarroja, la leyenda lo hace nacer irrealmente en Formentera. Con la que, no obstante, su nombre quedaría unido para siempre.

 En 1529, Drub el Diablo emprendió una de sus acostumbradas expediciones contra las Baleares. Y en el curso de asaltos y apresamientos, le llegó la noticia de que en el pequeño puerto valenciano de Oliva se encontraban doscientas familias de esclavos moriscos, dispuestos a pagar un buen precio por salir de España y escapar así de su miserable condición.

 Aydin, renegado al fin y al cabo y sensible a la cantinela de las piezas de oro, los embarcó gustosamente en sus catorce galeotas y una galera. Al poco de desaparecer del lugar, una flota española mandada por Rodrigo de Portuondo, con ocho galeras, un bergantín y una fusta, era alertada y salía en su persecución.

El pirata se dirigió hacia refugio seguro: Formentera. Y al llegar a Espalmador, desembarcó a los fugitivos para no entorpecer las maniobras de cubierta, en caso de combate.

 Los traicioneros Freos jugaron a los españoles una mala pasada. Dos galeras encallaron en los bajíos de la isla dels Penjats, lo que alertó el orden de navegación y alertó al enemigo. Portuondo, sorprendentemente, no supo aprovechar la superioridad de sus fuerzas, desplegando sus barcos con desacierto y temiendo disparar contra las naves piratas para no diezmar a los moriscos, ya que si los devolvía vivos recibiría una importante recompensa de sus dueños.

 Como relata Goose "Los corsarios, interpretando su vacilación como cobardía, tomaron entonces la ofensiva y remando con grandísima fuerza cayeron sobre ellos como águilas y antes de que los asombrados españoles se percataran de lo que ocurría, los piratas habían rodeado sus galeras".

 El encuentro, que seguían los moriscos con expectante ansiedad, tuvo lugar en las aguas de Espalmador, entre el islote de Castaví y la bahía del Alga. "A las pocas horas -Continua el mismo autor- Portuondo estaba muerto, siete galeras se habían rendido y la otra huía a Ibiza, en busca de refugio. Los corsarios reembarcaron entonces las doscientas familias y, después de libertar a varios cientos de esclavos musulmanes de los bancos de remo de las galeras capturadas, los reemplazaron con las tripulaciones y regresaron triunfantes a Argel".

 Gordillo reproduce en su historia interesantes documentos sobre este episodio. Por ejemplo la carta que sobre el desastre se remitió al emperador Carlos I, o las frases que a gritos se cruzaban Drub el Diablo y el capitán español Martín de Arego:
 -¡Date, date capitán sobre mi cabeza!
-¡Perro, date tú sobre mi cabeza y vente conmigo a Castilla!

 Desde entonces, el nombre de Aydin, Drub o Cachidiablo, ha quedado unido al de la isla. Seguro refugio en sus correrías, a pesar de hallarse a la vista de las murallas de Ibiza.

 La leyenda dice que Drub escondió en Formentera algunos de sus botines, dando muerte a los secuaces que empleaba para transportarlos. Quien sabe si, entre estos bosques oscuros que bordean la parte más oriental de la playa de Migjorn, ahora desierta y encalmada, todavía siguen intactas, bajo una roca, las riquezas del temible servidor de Barbarroja.
Carlos Garrido, "Formentera mágica".

"Torreta para vigilar acercamientos de piratas"
























Foto: Juan Ferrer Albors (Mi abuelo, residente de la isla)